Como ya os comenté en otras ocasiones, el edificio que alberga la Casa Rural, tiene muchas estancias y hasta dos cuevas, las cuales fueron escavadas para la extracción de tierras y piedras que sirvieron para levantar muros de la edificación. Pues hoy les quiero hablar de una de ellas, la más pequeña, que se encuentra cerca de la entrada principal, entrando desde el mismo patio central.
Hasta ahora yo conocía esta cueva como una nevera de las que actualmente tenemos, lo único que un poquito más grande, jejeje… Desde mi niñez vi en ella, la tinajas y zafras (vasija de metal para aceite), donde se almacenaba ese caldo virgen que se extraía de la aceituna de los muchos olivares de Chinchón, verduras, hortalizas frutas…, que cultivaba mi familia y se guardaban en ella ampliando el periodo de conservación, jamones después de la matanza del cerdo, quesos… alimentos que se cubrían con las mallas verdes, evitando que las moscas o moscardas entrasen en ellos.
Muchos años así y con otras muchas cosas, pero un día pensé que su fin no podría ser ese y que tal vez se le pudiera dar un uso mucho más útil en la actividad que ahora mantenía la casa. Así fue como tras unos años de pensar y analizar para que la podríamos utilizar, nació la idea de montar un Spa en una cueva.
El año pasado se ha inaugurado el Spa, con piscina dinámica, baño turco y ducha de contrates. Os podría contar muchas cosas de el y detallarlo, pero como se suele decir valen más una imagen que cien palabras, así que ya sabéis donde estamos.
David Sáez Catalán